Arbitraria
La sonrisa de sus labios
disimula a la perfección
la presión
de su lengua contra el paladar.
Su único vicio
es enfocar
sus ojos vacíos
en detalles vanos,
escandalosos.
Abrazos, fotos
y explicaciones no pedidas,
a veces erradas.
Pero nunca hay errores,
solamente intenciones
bienintencionadas.
El dardo en el blanco,
el movimiento calculado
de la fluidez.
Pero lo que fluye
apesta.
Lo que apunta
mata.
Como las cerezas
con su baja dosis de cianuro.
Una cerecita.
Ínfima.
Magnificada.
Eso que siempre te revienta.
Que te obliga a desviar la mirada.
Y cuando te vuelves
hallas tu deseo desmenuzado.
Entonces te preguntará:
¿por qué has tardado tanto
en juntar los pedazos?
@lauradesdibujada